Hay animalistas que no son partidarios de emplear con el enemigo la misma vara que éstos emplean con ellos, aún tienen la ilusión de que tomando un café juntos, el problema podría quedar resuelto. Difiero de esa opinión y no me fiaría nunca de alguien que cría a un animal para matarlo como diversión y lucro. Una cosa es ser pacifista y contrario a la violencia, y otra es ser un iluso. Y desde luego nosotros no nos vamos a someter jamás a las humillaciones de las que están acostumbrados a inferir los taurinos a todo aquel que no se inclina ante sus intereses.
Es por eso que desde que los taurinos nos declararon abiertamente la guerra, con trampas, manipulaciones y falacias a los abolicionistas, no les perdonamos una y publicamos desde entonces todos sus trapos sucios, dando pelos y señales de las idas y venidas de esos famosos corruptos que viven inmersos en su cruel afición a la tauromaquia y de otros que sin respeto y con mucha provocación jalean a los tauricidas convirtiéndose así en cómplices de la masacre llamada por ellos cultura y que últimamente intentan introducirla a través de anuncios publicitarios de marcas conocidas de calzado de deporte, como “deporte de élite”. Que aprovechando este momento nos gustaría que alguien, tal vez alguno de sus contratados filósofos, nos explicara de qué les sirven a los taurinos que una marca de calzado deportivo promocione las corridas de toros si los toreros usan zapatillas manoletinas típicas en las chicas adolescentes adornadas de unas muy femeninas medias de color rosa.
Somos conscientes que este grupo se ha convertido en una pesadilla más para esos corruptos y criminales negociantes de la sangre inocente del animal, pero hasta que no sea abolida “su fiesta”, ni ellos, ni su poderosa influencia, que todos sabemos de quién se trata, no nos podrán callar jamás, y seguiremos sacando a la luz todas sus movidas, que haberlas las hay a miles.
A los taurinos hay que devolverles, sin ninguna consideración, todos los ataques que irrespetuosamente y llenos de falsedad, lanzan contra nosotros los antitaurinos abolicionistas para desprestigiarnos, para provocarnos y para seguir ganándose la confianza de sus adeptos, todos éstos claramente carentes de cultura y humanidad. Lo hacemos con la verdad en la mano, aunque ellos sigan insistiendo en que somos irrespetuosos y amenazantes. Todo lo que afirmamos, lo demostramos, está todo grabado de por vida. Los taurinos se dedican a matar toros y los antitaurinos a defender la vida de esos animales, así, sin más. Y no hay más vuelta que darle a un asunto que todo el mundo ve claro y que ellos insisten una y otra vez en hacer ver lo contrario, respaldados por su poder económico y por unos cuantos lameculos que esperan a recoger las migajas sobrantes que les tirarán.
Si tienen algún argumento válido para decir que corruptos, criminales, incultos e inhumanos son insultos a su repugnante actividad, que lo demuestren, porque a día de hoy aún no lo han hecho.
Hoy traemos otro magnífico artículo escrito por nuestro admirado Julio Ortega, dirigido a esos taurinos que se empeñan en decir que somos violentos y atrasados. ¡¡Que lo disfruten!!
"Ya está bien de querer intoxicar a la opinión pública. No son los animalistas ni los violentos ni los atrasados, al exigir un respeto absoluto a los derechos fundamentales de todos los seres
Dejen, por favor, de anunciarnos como liberticidas, los derechos que les negamos se siembran en el especismo, se abonan con la ignorancia y engendran muertos. Llámenlos por su nombre: bulas para el crimen. No nos acusen de violentos, no son nuestras las manos que con sangre ajena, escriben los siniestros renglones de sus tradiciones ni el saldo de sus negocios. ¿Quién empuña el rifle, la espada o la lanza? Siempre ustedes.
Tampoco sigan afirmando que despreciamos al ser humano. Nuestros hijos lo son y no queremos para ellos un mundo en el que el padecimiento de criaturas sensibles sea arte, diversión y comercio. Claro que nos importan las mujeres y los hombres, precisamente por eso, renegamos de su alienación y rechazamos que la educación, los hábitos y el sistema mercantil, los reduzcan a testigos mudos y a cómplices de tanta degradación.
No, no creemos que el Planeta lo haya diseñado Walt Disney, ni que los cerdos hablen o que los perros toquen el violín; no necesitamos “humanizarlos” para entender que no es justo que los sometamos, torturemos y asesinemos. No somos cretinos ni confundimos fantasía con realidad; justamente es nuestra cordura, la que nos permite comprender que un gemido, un gruñido, un chillido y hasta el silencio, también son gritos de angustia.
Esto es muy sencillo, aunque quieran perderse en todo tipo de disquisiciones morales o pragmáticas pervirtiéndolas a su conveniencia para distraer de lo esencial. No se trata de ustedes o de nosotros, sino de ustedes, de nosotros y de ellos. Porque sí, ellos también cuentan, los animales a los que denigran, atormentan y matan, son al fin las víctimas de su crueldad y los eternos ignorados. Les imponen la condena pero les niegan la voz.
Tampoco necesita rugir de sufrimiento el mar que se contamina ni emitir alaridos de angustia el árbol envuelto en llamas, no hace falta ver sangrar al ozono por los bordes de su herida para admitir lo estremecedor una destrucción de la que el hombre es el único culpable. Nada justifica que hayamos convertido nuestro entorno en una suerte de basurero y de patíbulo en el que los racionales, nos erigimos en jueces y verdugos.
No, los animalistas no somos un peligro social. Animalismo y humanismo se dan la mano; el problema es que les inquieta que un toro o un mono posean los mismos derechos fundamentales que ustedes si con ello, pierden la inmunidad para martirizarlos o aniquilarlos. El maltrato a los animales es una lacra de nuestra sociedad, como tantas que ha habido, y sus argumentos para perpetuarlo no son más que las razones del tirano.
Julio Ortega Fraile
www.findelmaltratoanimal.blogspot.com "
Vía: Kaosenlared.net